Como es costumbre desde hace algunos años, se celebrará este sábado el “Día del Niño” o “Día de la Niñez y la Recreación” en nuestro país. Internacionalmente esta merecida fecha se celebra el 30 de abril. En esta oportunidad esta fecha me llevó a un ejercicio interior, y a recordar mi niñez y al por que esta tan arraigado el fútbol en mi. Por que este deporte se ha convertido en un símil de la propia vida.
Todo inicia desde el mismo momento en el que mis padres eligieron mi nombre, (historia que prometo contar próximamente), y se extiende a las primeras imágenes que recuerdo. (ver aquí). Acontecimientos que plantaron la semilla futbolera en este terreno que combina cerebro y corazón.
Pero como ustedes saben, hay que regar y cuidar el cultivo para que crezca. Y es este periodo de tiempo el que quiero mencionar en este post, mi niñez. Varios factores determinaron en gran medida mi gusto por el fútbol y no por otro deporte. Curiosamente la influencia se originó en tres equipos, todos cargados de cierta mística, de cierto aire legendario.
Este club no existió en verdad, pero muchos de nosotros siguió la campaña de estos niños japoneses, el famoso Niupi (Nankatsu) liderado por Oliver Atom (Tsubasa Ozora) y Tom Misaki (Taro Misaki), que vapuleaba a todos los rivales para enfrentar en las finales (casi siempre) al Franco-Canadiense (Meiwa), en verdaderos encuentros épicos (y eternos) contra el cruel y despiadado Steve Hyuga (Kojiro Hyuga), como si se tratase del actual duelo Barcelona-Real Madrid. Supercampeones (Captain Tsubasa) marcó la niñez de muchos de nosotros, teniendo como verdaderos ídolos a jugadores como Benji Price (Genzo Wakabayashi), Richard Tex Tex (Ken Wakashimazu), Armand Callahan (Hikaru Matsuyama), Andy Jhonson (Misugi Jun), Kasuo y Masao Koriotto (Kasuo y Masao Tachibana) y hasta al perseverante Bruce Harper (Ryo Ishizaki) amenizaron las tardes después del colegio.
El segundo equipo también pertenece a la ficción, aunque esta vez los jugadores si eran de carne y hueso. “Los gatos”, dirigidos por “el gato” Aguirre (plop) jugaban cada domingo clásicos a muerte contra la “Furia Latina”; nos referimos al equipo de fútbol infantil de la noventera serie “De pies a Cabeza”. Personajes como Pablito, Nano, Batey, Ángel, Maria José y Violeta hicieron de la cantera felina un entretenido espacio televisivo. Acompañado por los extensos (?) parlamentos del legendario Willington Ortiz, representandose a el mismo como el siempre sonriente Viejo Willy.
Por ultimo y no menos importante, además de real (aunque hoy no lo crean), está nuestra gloriosa y legendaria Selección Colombia. Aquel equipo de Pacho y Bolillo, ese combinado ganador conformado por estrellas como “El Pibe”, Rincón, “El Tino”, Valenciano, “El Tren”, Leonel, “El Chontico”, entre otros cracks. En ese tiempo se respiraba fútbol por doquiera (como diría Raúl Páez Arredondo). La cima se tocó en Buenos Aires un 5 de septiembre de 1993, para luego ir en picada estrepitosamente llevados de la mano por el mítico, desventurado y salino (Max Caimán).
Siendo niño soñé con este equipo, con verlos campeones mundiales, pero estos jugadores en 1994 nos dieron a probar del amargo dulce de la decepción. Con ellos desafortunadamente no ocurrió lo mismo que sucedió a Pablito con sus gatos o a Oliver con el Nankatsu. Lo que es peor, el 2 de Julio de 1994 la vida me enseñó que en la realidad abundan los finales tristes, pensé que por mi inocencia infantil no podía comprender la situación, pero aun hoy es incomprensible el hecho, el insensato acto de ser asesinado por patear un balón hacia el arco equivocado.
Continuará...
Por: Rubén Casas
@rubenchocasas
rubendarioc.d@gmail.com
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ResponderEliminarSi, me gustaba mucho esa serie de niño. Un abrazo.
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