Fuente: Soydemillos.com |
¡Arriba las manos
hinchas azules! Y díganle a los motilones que las bajen. Cúcuta tenía las manos
bien en alto desde aquel partido con Quindío en el estadio metropolitano de
techo por los cuadrangulares de ascenso, cuando el ilustre Marco Lazaga con la
venia del honorable juez Ulises Arrieta infló las redes milagrosas con su mano
milagrosa. Cuando asciendes por medio de triquiñuelas y sin mérito
futbolístico, suceden cosas como lo que más de 25.000 personas vimos el sábado
en la noche en el campin, y millones vieron por televisión. 3-0 y para la casa.
Patriotas el
miércoles y Millonarios el sábado le hicieron, entre los dos, seis goles a un
equipo que ascendió por gracia divina y obra del diablo. Pero además del
marcador, Cúcuta no solo se llevó una derrota, sino toda una exhibición de buen
futbol por parte del equipo del “mono” Lunari, a quien muchos personajes
criticaron sin haber iniciado el torneo, y le daban 1 o dos meses en el banquillo
azul. Hoy esos personajes andan buscando hueco en la tierra donde enterrar la
cabeza, pero aun no saquemos el carro de bomberos, solo digo, que Lunari sabe
lo que hace.
De nuevo con la
misma formación del partido frente a Patriotas, Millonarios se vio más seguro y
más solvente a la hora de tocar el balón, con más profundidad y mayor número de
llegadas al arco. Pero el sábado ya se notó una marcada diferencia con respecto
al partido anterior, y eso se llama trabajo entre semana: Millonarios no le
prestó la pelota al Cúcuta, los motilones vinieron a Bogotá a ver jugar a
Millonarios. Y así tiene que ser con todos los equipos, que vengan acá a vernos
jugar.
Solo hubo una
opción de peligro en el primer tiempo sobre el arco custodiado por Nicolás
Vikonis, quien nuevamente, aunque sin mucho trabajo, estuvo muy seguro debajo
de los tres palos: un balón perdido en ataque por Insúa que aprovechó el Cúcuta
para contragolpear y dejar solo frente al arco a Leonardo Alexis Ossa, quien
por fortuna remató muy desviado. Fuera de eso lo que se vió en el primer tiempo
fueron muchas opciones de gol para Millonarios pero sin claridad.
En eso si hay que
ser precisos. Mientras en el partido frente a Patriotas Jhonatan Agudelo estuvo
claro a la hora de definir, el sábado frente al Cúcuta fue precisamente lo que
le faltó. A pesar de los constantes desbordes de Lewis por derecha o de Deiver
Machado por izquierda, no logró acertar las opciones de gol que tuvo. Tras
algunos remates desde fuera del área de Insúa, de Reina o del mismo Uribe, al
primer tiempo terminó con el marcador de 0-0.
El segundo tiempo
salió el equipo sin hacer cambios y, al igual que contra Patriotas, el primer
gol llegó pasados los 10 minutos del complemento: una gran jugada colectiva que
terminó en los pies de Javier Reina quien a casi 35 metros del arco motilón
disparó a puerta y el balón, haciéndole un extraño al portero cucuteño, infló
la red del arco sur del Nemesio; el grito de gol salió de las gargantas de
todos los integrantes de la nación albiazul y el 1 a 0 subía al electrónico,
que no se iba a quedar estático por mucho tiempo.
Seis minutos más
tarde después de otra gran jugada colectiva, Insúa sacó un potente remate desde
afuera del área y era el 2 a 0. Y cuando recién acabábamos de gritar el
segundo, un pase largo de Macallister Silva fue bien recibido en el área por
Fernando Uribe quien definió de manera exquisita para concretar el 3 a 0, con
el que terminaría la partido. Una fiesta total en las tribunas del Campín y en
toda Colombia. Cuando gana Millonarios, Colombia está feliz.
Un juego rápido,
atrevido, vistoso y con muchas otras cualidades ha dejado ver Millonarios en
estos dos primero partidos. Lunari y su equipo de trabajo están conformando un
grupo de trabajo con calidades excepcionales que nos ilusionan a todos. De
nuevo volvió a entrar Mayer por Insúa y el campin se deshizo en aplausos para
dos de los cracks que tienen la misión de comandar el ataque de Millonarios. El
abrazo entre el Pocho y el de la 10 refleja lo que es hoy Millonarios: somos
una familia unida en busca del sueño de la estrella 15, y por ahí es el camino,
no nos desviemos.
Para destacar la
labor de Deiver Machado. Bien decía la columna pasada que había que darle
tiempo a este joven jugador, y sí que demostró con credenciales el sábado que
no estábamos equivocados. Ya más suelto y con menos nervios escénicos se lo vió
ir con más decisión al ataque y dejar el alma en la cancha, además que fue más
certero en la entrega y en defensa no dejó duda alguna. Habemus, por fin,
después de rogar tanto durante tanto tiempo, lateral izquierdo.
Queda por destacar
la labor completa del equipo, desde el banco hasta quienes pisaron el
rectángulo mágico. La entrega de Fabián Vargas, quien al ser sustituido salió
bajo el coro de la hinchada, la grandeza de Román Torres, el trabajo de
Henriquez, la labor de Agudelo quien pese a no marcar gol nunca le ha faltado
devorarse la cancha corriendo… En fin, elogios son los que hoy sobran para
Millonarios pero seguramente habrá que seguir corrigiendo, pues tristemente, se
le ganó a un equipo que debería estar en la B.
Faltaron 2 dedos
para completar la mano de Lazaga, esa que hizo que el sábado le ganáramos al
Cúcuta y no al Quindío. Fue 3 a 0 que deja en claro que Millonarios está para
grandes cosas, pero hay que ir despacio. El equipo juega bien y gana, y es
ahora cuando hay que seguir unidos, no equivocar el camino. Se viene un partido
fundamental para las aspiraciones en Copa Águila, contra Equidad el miércoles
(pensemos primero en el miércoles y luego en el sábado a las 6 p.m. contra
Cortuluá) el cual Lunari querrá ganar. Supongo que pondrá lo mejor que tiene ya
que como equipo grande, no está dispuesto a ceder terreno en nada. Al fin y al
cabo ya sabemos, que Lunari sabe lo que hace.
Escrito por: Michael Andrés Méndez
Torres
@maicol841
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