Sucursal Verde y Blanca: Empate agónico.

Foto: AFP

Las dudas asaltaban al Deportivo Cali para enfrentar a O'Higgins por la Copa Libertadores. El nefasto momento que vive el equipo debido a los malos resultados, irregular rendimiento parecían aliarse con el destino para hacer que Faryd se perdiera el duelo ante el equipo chileno, además de Viáfara y Pérez por acumulación de tarjetas amarillas. 

Primer Tiempo: oscuridad absoluta.

La noche, fría en cuanto al clima y acompañamiento al equipo, empezaba aferrada a la ilusión de no dejar escapar lo último que le queda al equipo de Cardenas en cuanto a competición se refiere ya que en Liga se da todo por perdido (las posibilidades de entrar al cuandrangular son remotas) cuando la única recompensa está en el esfuerzo de luchar hasta el final, porque hay posibilidades!

Con tres cambios por obligación y dos por disposición técnica, Cali saltaba a la cancha buscando encontrar en la dupla Lizarazo-Marrugo la generación de futbol e ideas para hacer daño al muy buen equipo chileno dirigido por Berizo. El planteamiento inicial del DT azucarero pretendía a través de la conexión de la pareja antes mencionada:circulación fluida, cambio de ritmo, elaboración y continuidad en el juego, pero nada de eso apareció en la primera etapa, donde fuimos superados claramente por el equipo de Rancagua.

Deportivo Cali lograba llegar al arco rival más por empuje (que no corazón) que por juego. El costado derecho se convertía en la única vía por donde imprimir peligro en el área de Garces. El juego se incliniba hacia el costado derecho donde aguaradaba, siempre escorado, un Candelo que nunca encontró asociaciones sólidas para llegar a línea de fondo con claridad. El inicio de las jugadas era espeso. Higuita y Cuellar participaban poco en la base y esto hacía que la pelota llegará a pies de los centrales, situación que derivaba en la búsqueda ineficiente, en juego directo, a Ramirez.

Con el transcurrir del partido O'Higgins sacaba provecho de la situación y ejecutaba a la perfección su plan de juego con un estilo que deja claro el por qué logró coronarse campeón de Chile. Rápido, compacto, intenso en la presión y, lo mas importante: sabía administrar la pelota cuando la tenía en su poder. Hernadez hacia las veces de enganche y casi siempre recibía con ventaja para dar el pase que colocaba al equipo chileno en el último cuarto de campo.

Lizarazo intentó varios remates que se fueron fuera y otros que contuvo muy bien el portero Garces. O'Higgins, por su parte, no encontraba opciones claras de gol pese haber generado varias situaciones de riesgo en el arco rival. Los minutos finales del primer tiempo dejaban una imagen nefasta en cuanto al juego ofrecido pues casi siempre los volantes de ideas recibían en desventaja, la defensa era frágil y el equipo no encontraba una ruta a la que agarrarse para encontrar el gol que no hiciera de este semestre un película de terror.

Vestuario sin correcciones y escenario pálido.

El técnico Hector Cardenas no hizo variantes para el segundo tiempo y el equipo salió con un despliegue similar (o peor) a del primer tiempo. Deportivo Cali se atascaba en salía, impreciso y precipitado en campo rival, casi nunca encontraba generar ventajas para que en la zona de ataque los volantes jugaran de cara, el juego entre líneas no aparecía y, además, subutilizaba la banda izquierda.O'Higgins seguía en la misma tónica: presionando la salida y haciendo valer las distintas alturas en las que jugaban los hombres que iban por el carril central (Fuentes, Acevedo y Hernandez).

Casierra, en una especie de hombre exiliado por el colectivo,  iba a tener que sufrir, en primer asiento, el gol del equipo de Berizo. Opaso aprovechó la nula reacción ante las segundas jugadas del conjunto verde para recoger un rebote que luego transformó en un remate que se incrustó en el ángulo derecho del arco defendido por el juvenil arquero del Deportivo Cali. Golazo del lateral derecho que ya sabía lo que era marcarle al Deportivo Cali (fue el autor del tanto que le dio el triunfo en Chile a O'Higgins).

Rivas y un aire distinto.

Para que el Cali reaccione, casi siempre, tiene que recibir una bofetada, es decir, un gol en contra; escenario al cual se ha visto obligado en muchos partidos desde la era Cardenas. Cárdenas dio ingreso a Rivas que, en mi opinión, fue un alivio dentro de tanto sufrimiento. Lizarazo no paró de decidir mal. Siempre apostó por sus remates desde fuera para vencer a Garces cuando la juagada pedía otro tipo de acciones. La entrada de Rivas constituía peligro para la espalda de Acevedo, cosa que hizo dar un paso atrás al equipo chileno que decidió replegarse para luego buscar una transición que hiciera daño.

Cali se encontraba perturbado, tanto por su juego como por las injurias provenientes desde las tribunas. El desespero y la ansiedad invadían a los jugadores. Un ejemplo de ello fue la opción más clara de gol que dilapidó Robin luego de un remate de Rivas al que dio rebote Garces. Increíble lo que había desperdiciado. La falta de gol es una de las cosas con las que se debe jugar en la espalda cada partido. Cali lograba llegar a campo rival pero no era fino, y todo devenía en centros al área que era cómodos para los chilenos. Se sufría con cada incursión de O'Higgins al ataque y la derrota parecía ya consumada.

A falta de 15' para el final ingresó el paraguayo Camacho por Candelo, sustitución que fue repudiada en la tribuna con cierta vehemencia. Rivas seguía jalando del carro y atreviéndose a encarar, desbordar y darle esa chispa que tanto le falto en la primera etapa.

Desahogo acompañado por sufrimiento.

El cuarto árbitro levantaba los minutos de reposición mientras la esperanza por empatar ya había agotado la última gota de paciencia. Algunos, incluso, se disponían a salir del estadio cuando Camacho, en una acción auténtica, logró recoger un rebote -luego de exigir un penal- tras centro de Marin para colocar el balón que entró al fondo de la red con ayudada del vertical derecho: 1-1 y de nuevo la antorcha se encendía en el torneo al cual se tienen depositadas todas las ilusiones.

O'Higgins, en medio de la desazón por el empate, se volcó en los minutos restantes al área del conjunto azucarero y por poco logra el segundo gol ante un Deportivo Cali que sufre cada vez que toca hacer frente a una jugada de pelota quieta.

El final del partido dejaba una imagen pixelada entre los hinchas, es decir, un ánimo  configurado por el rendimiento infumable del equipo y por el resultado conseguido: sensación extraña porque se jugó muy mal pero el empate posicionaba al cuadro verde y blanco en una situación menos compleja  de la que suponía la derrota.

El siguiente partido es en Paraguay contra Cerro Porteño. Soñar con la clasificación, así el equipo haya demostrado una deplorable funcionamiento y venga en un pésimo momento, es lo que nos queda a quienes simpatizamos por estos hermosos colores que representa esta gran institución, venida al traste por la falta de un proyecto futbolístico con consignas claras, administración adecuada y carencia de jugadores comprometidos.

Por: John Alegrias
Twitter: Culpable_
Santiago de Cali. Marzo 27 del 2014.

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