Copa Confederaciones 2013 - La amarela lució pálida, y por poco se queda sin fiesta.


Cuando el mundo entero esperaba que los brasileros confirmaran su favoritismo de cara al título, sustentado en  sus buenas presentaciones anteriores sin importar el rival, hoy vieron a una selección deslucida que se vió impotente por varios pasajes ante la garra que solo los uruguayos saben poner. Al final, los destellos de magia de sus jugadores y la presión de su gente generaron efecto y por la vía menos esperada encontraron el camino que parecía perderse.

Imagen:Confederação Brasileira de Futebol


Las incertidumbres que generaron los de Felipao en la primera ronda de la copa y que habían sido subsanadas por buenos resultados finales y actuaciones inspiradas de sus estrellas hoy salieron a flote ante un rival que se les supo plantar de principio a fin.
En escritos anteriores no he vacilado en resaltar las buenas actuaciones de los anfitriones, un equipo que llegó con dudas a la competición por la falta de ritmo, pero que partido tras partido y enfrentando a equipos complicados había logrado subir su reputación, hoy todas las dudas volvieron a aparecer y en un juego bastante sufrido y protagonizado por la pierna fuerte, los pentacampeones del mundo  lograron dar el paso final, sabiendo que tienen bastante por mejorar.

Primer Tiempo

Ante los ojos del mundo un nuevo  clásico suramericano  se planteaba sobre el césped del Mineirao y sin duda alguna lleno las expectativas, aunque el protagonismo de los brasileros no fue el esperado.
La enérgica marca de los uruguayos y el taponamiento de los jugadores que daban las ideas para los Verde Amarelos hicieron que el inicio avasallador al que se había acostumbrado el local fuera cosa de encuentros pasados. Hoy, teniendo el balón pero sin profundidad los dirigidos por Scolari se vieron en apuros y a los 12 minutos facturaban una pena máxima en contra, cambiando totalmente el libreto del partido.
El encargado de ejecutar fue el experimentado Forlan, que por fortuna para los anfitriones y sobre todo por la buena reacción de Julio César no pudo empezar a sentenciar la historia frente a uno de sus clásicos rivales en el continente. Los más de 57 mil aficionados presentes en el estadio respiraron profundo y volvieron a la tranquilidad por unos minutos.
De ahí en adelante el juego trascurrió atorado en el medio, con mucha presión celeste e infracciones de parte y parte con apenas uno que otro acercamiento, los cariocas nuevamente abrieron el marcador al final del primer tiempo cuando las cosas más parecían complicarse. Neymar que hasta ese momento poco lucía, ganó la espalda de los defensas y los supero en el uno a uno en una jugada ya acostumbrada por los brasileros, adelantó el balón y trato de englobarlo a un costado de Muslera, quién logró intervenir pero le dejó el balón servido a Fred que con una definición poco ortodoxa sentenció el primero para el local.

Julio César y Paulinho - Los héroes en el Mineirao

Al regreso del camerino

El respiro le duró muy poco a los de Felipao, los uruguayos salieron con impetud y a los 48 de la segunda mitad llegaron al empate por intermedio de Cavani, los charruas metieron el balón en el área y tras una serie de rebotes que finalizó en una mala entrega de Thiago Silva, concretaron el primero rápidamente para ir a buscar el pase a la final.
Los locales no encontraban el camino y el desespero empezó a surgir, las fricciones aumentaron y Neymar se hizo protagonista por la simulación y ya no tanto por su juego, el equipo se veía perdido y el público se empezó a desesperar y a pedir cambios que se hicieron efectivos con la salida de Hulk (que juega bien pero le cuesta bastante definir) por el joven Bernard y la de Oscar por Hernanes. Con los cambios, Brasil volvió a tener el control del balón, la nueva estrella de Mineiro le dio un aire al equipo pero no encontró la profundidad necesaria.
Con el tiempo corriendo y buscando el triunfo  por todos los medios, Neymar cobró un tiro de esquina y en el fuerte de los celestes Paulinho se impuso  en el salto y salvo la  tarde en Belo horizonte.

Tras el triunfo, Brasil espera por italianos o españoles, dejando muchas dudas y a la expectativa de cambios en la formación y con tan solo un juego por disputar aún existe inconformismo con la irregularidad que ha primado en todos los encuentros y con  la exclusión de uno de los jugadores que se posicionaba como protagonista en esta competición (Lucas Moura). 
De igual forma a Scolari le queda un año para resolver las dudas, pero sabiendo que no puede dejar escapar esta oportunidad de converncer a sus torcedores.


Por: Nicolás Orozco Patiño
@nikoleiro7

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