Tribuna Merengue: La Casa Blanca está en orden.



Hace unos días tuve la maravillosa experiencia y el grato momento de ver un partido del glorioso Real Madrid; jugaba con el décimo de La Liga y la cita era en casa. Revisando estos datos era fácil creer en un partido ganado.


Pero el trámite del partido hasta el minuto 30 era agobiante, confuso y aburrido. El demonio de las selecciones nacionales se había apoderado de los Merengues, todos querían anotar y llevarse el reconocimiento. Pero el hobby del diablo es jugar en contra de los grandes, una jugada conjunta del contrario resultó en un gol, manchado por la falta de claridad pero, gol es gol.

Al minuto 31 un tal "Michel" con asistencia de un sutanito llamado Pedro Ríos desordenaron la Casa Blanca. 
Entraron tumbando la puerta, empujando a la señora del servicio -Arbeloa- rompiendo los Florentinos, dañando los Ramos, gritándole a Marcela y restregándole en la cara el gol a Doña López y a Pepito... Para muchas de ellas fue humillante. Por ahí andaba el vecino Callejón, ese vecino que jamás hace nada cuando están robando la casa de al lado.
Pero más se tardó Karanka en calmar a la dueña de la casa que Higuaín, un macho de la casa, aclarar el asunto y darle en la jeta a Munua, uno de los que gritó a Doña Arbeloa. 
Este viejo habitante de la Casa Merengue hizo un gol memorable, perfecto, lleno de talento y virtud. Salió del baño con los pantalones bien puestos, vio a al fondo como la señora Marcela lloraba por que sus Ramos se habían desordenado, vio la oportunidad venir del cielo y preparando su pierna derecha impactó el balón como si de la cara de Michel se tratara. 


Pasados 50 minutos desde que irrumpieron en la hermosa Casa Blanca ya estaba en orden y en su sitio cada una de las porcelanas. Pero la fiesta aún no había empezado, había que dejarle claro al rival que nunca, léase bien, nunca se humillaba a  Papá en su propio estadio. 
El reloj marcaba las 6:25pm en Madrid, y Ángel Di María movía el sillón, sacaba las botellas y llamaba a sus colegas. Cristiano Ronaldo elegía la música y el ritmo al que se moverían los pies de los invitados. Mezut Özil preparaba sus caderas, piernas y brazos para deleitar a todos con sus precisos e impecables movimientos.

6:35pm y la primera canción retumba en la cabeza del Levante, el primer paso lo da CR7 con un penalti en movimiento, tiempo y espacio para decidir. Lanza el balón con una patada como si de un tango agresivo se tratara, señalando y agradeciendo a su público. 
6:40pm y ¡BANG! La segunda canción estaba a cargo de Özil, el alemán que residente en España, aprendió un juego de piernas endiablado para la defensa contraria pero deliciosa para los seguidores del Real Madrid. 
6:46pm y la rumba cerraba con aplausos para el bailarín estrella de la tarde. El alemán les enseñó unos pasitos a sus colegas para que juntos disfrutaran de la coreografía; la llamó 5-1 y a Papá se respeta.

Dicen los rumores que al final de la noche, todos los jugadores del Glorioso Real Madrid mandaron una carta firmada y una caja para los que habían desordenado la Casa Blanca. 
Decía: 
"Gracias por la fiesta, estuvo buena y la disfrutamos bastante. Gracias por dejarnos gritar 5 veces que somos los mejores y nadie nos puede derrotar.
Agradecemos que hayan venido y que se hayan ido con un grato recuerdo. En la caja, les enviamos el balón firmado por Higuaín, Kaká, Cristiano y Özil para que nunca nos olviden.
Suerte y saludos."


... Cabe aclarar que la fuente que nos informó de la carta no es confiable.



Juan David Ríos Olave
Bogotá, Colombia
@JuanRCharcos
Escritor para Fútbol Libre y Toco Madera Blog.

3 comentarios:

  1. Cada vez que escribes logras captar la atención. El estilo que elegiste para la columna es interesante y es notorio el sentimiento merengue.

    Un saludo y Hala Madrid ¡¡¡

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    1. Muchas gracias Rubén.
      Me agrada saber que estamos logrando el objetivo, mostrar el fútbol como una experiencia llena de sensaciones.

      Seguiré escribiendo para todos nuestros lectores.
      ¡Hala Madrid!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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