A veces me
cuestiono como en la vida, el por qué amo algo, porque movilizo todo mi ser con
toda energía en pos de un fin, que me motiva, porque siendo colombiano hasta la
medula, de esos que exigen descuento por todo, o que sufre del tropicalismo al
enfrentar las afrentas de la vida, a seguir a un club de una ciudad que nunca he
pisado, de un equipo que solo veo por el aparato que tubos catódicos en el más
antiguo de los casos, pero no lo sé , se me metió en la vida, me devaneo
hablando con mis contertulios poniendo ejemplos con frases como : “esa mujer es
la Messi de mi corazón” o “tan bonito como un gol del FC Barcelona”, cuando me
visto de cortos juego a ser Iniesta y me lamento cuando lo más que logro es
jugar como Oleguer, tomo jugo en mi casa en un vaso con el escudo impreso y mi
desodorante es Rexona suponiendo que transpiro como mis ídolos.
Cuando entro a Facebook a cualquier cosa que veo relacionada con el Blaugrana le doy me gusta, porque no existe la opción me fascina, es algo puro y a veces pareciera que es reciproco, como no emocionarse con la vuelta de Abidal?, por ejemplo yo hace rato me aparte de conversaciones anodinas, de otros que me miran con cara de demente, cuando sin discusión digo que el genio rosarino es el mejor en la historia en las lides de patear un balón o que aquel equipo dirigido por el filósofo que en estos días pisará nuestras tierras para hablar de liderazgo, es el mejor de siempre no por los títulos sin por su legado, allá ellos con sus números, con sus lógicas, que yo vivo pleno así.
Hoy que estuve en el hospital en el área de neonatos, pensaba en ese señor que sostenía a su hijo y le hablaba, ya me veía yo arrullando a mi primogénito, hablándole de los héroes de las mil gestas, que se sobreponen a las enfermedades, a la leyenda del Cid Campeador que después de muerto batalló, como Messi ante el PSG y soñaba con un viaje cruzando el mar para al menos inscribirlo en La Masía y llenar mi pecho de orgullo con un hijo que no nació como dijo Fontanarrosa con dos defectos para jugar al futbol, la pierna derecha y la pierna izquierda.
Cuando voy por
la calle veo al señor de las frutas con la elástica culé, a una universitaria
con una manilla de azul y bordó, al niño pateando el balón ante la pared
soñando tardes eternas en el césped catalán, a una señora de avanzada edad del
gimnasio preguntándome la alineación del Barcelona frente al Zaragoza, a mi
mama con gesto adusto cuando sabe que el Real gana y preguntándome que como
afecta eso al equipo de Gamper, ya no es moda es cotidianidad, a veces en estos
tiempos de guerra uno piensa que a estos solo les falta la independencia de
Catalunya, porque de resto lo han hecho todo.
Pero ya no lo
soporto más, confieso que es hora de odiar lo que tanto amo, es lo único que me
queda por hacer, ponerme del lado de esas gentes que celebran cuando el balón supera
la malla y vulnera a Valdés o Pinto según el caso, que se desgañitan gritando
los goles como en mi facultad, yo lo digo porque, acaso no éramos más felices
cuando no existía tal magnificencia? No asistíamos a un partido como si fuese
una reunión de trabajo cuando nuestros oídos desconocían los Xavi, Iniesta y Cía?
No éramos más plenos cuando comprendíamos que un equipo se encerraba atrás para
proteger el resultado y ahora lo vemos como una ignominia?
Cuando fue que
comenzamos a amar a la albiceleste, cuando desde que yo tengo razón la odiábamos
por los comentarios peyorativos de sus luminarias, cuando nos preocupábamos por
la situación del volante creador del equipo de la estrella solitaria, de cuando
acá le vamos al equipo de “La Madre Patria”
que desangro nuestras tierras, o alguien sabia sobre todo en el caso
femenino quienes fueron Albert Ferrer, Abelardo, Bakero, Juanele y demás?,
alguien antes se fijaba con real inquietud de la Copa Africana de Naciones?
También ahora
siempre que salga una nueva escuadra, prometedora llena de éxitos, será inevitable
la comparación para aseverar cuanto les hace falta para jugar como aquellos que
dominaron el viejo continente en la era de mayor masificación de todos los
medios, ya por ahí uno va diciendo que quiere ser el Mou de un equipo alemán,
haciendo énfasis en usar los medio necesarios para acabar con la “Tiranía de lo
hermoso” , también malditos los jugadores que cuando no hacen las cosas fuera
de lo que nos acostumbran se vuelven simples mortales, blanco de críticas,
maldito Messi alfa y omega que nos hace dependientes de su gambeta infernal y
que con una pierna es el segundo mejor del mundo, ya que el primero es el
mismo, en plenitud de condiciones.
Malditos sean
Bartra, Sergi Roberto, Deulofeu y Tello, que ahora rompen con el paradigma de
que el feo juega bonito, veo a mis amigas delirar por estos “One Direction” que
para colmo de males son bestiales en aquello de dominar a la esférica, maldito
Pinto que funge como DJ, animador y que cuando le exijo como portero me deja
sin argumentos, malditas sorpresas de Adriano de central, de Cesc de falso 9,
cuando parece falso jugador, lejos de aquel que deslumbró en Londres.
Me siento
insatisfecho, cuando hablo de ese equipo, como mi boca se puede explayar en
quejas, como exigir algo a todo lo hecho, para que carajos elevaron el futbol a
una nueva forma de arte, para que hacen posible lo imposible, para que detienen
el orbe con sus dribles o su posesión al 70 %? Maldito Barcelona. Desearía con
todo mí ser no haberlo visto jugar nunca. Pero me detengo y es imposible desear
eso. Esto es como un amor platónico adolescente, que marcara el derrotero de
nuestra forma de ser, se disfruta en el dolor de no tenerlo, de admirarlo más jamás
de alcanzarlo, se hace imposible poder lograrlo. Nunca seremos el Barça.
Maldito Barcelona, cuánto te amo,!!.
Basado en Crónica de diario
argentino El Gráfico
Por: Luis Carlos
Montañez
Bogotá
@Midas_mcalister
A esto le llamo un regreso a lo grande. Siempre será grato leerlo.
ResponderEliminarSaludos Lucho.