Somos Fútbol Libre: Mi primer abono y eres campeón

Hace unos meses cuando me aboné me dije a mí mismo: "Qué lindo sería que siendo mi primer abono, viera a mi equipo campeón." No me abonaba antes porque la excusa era mi residencia en Soacha y porque quería un refuerzo de categoría. Cuando sonó lo de Wason Rentería me dije: "Si contratan a Wason, me abono". Efectivamente, Wason llegó y en esa semana en un giro inesperado de mi vida, me trasladé a Bogotá. No tenía excusas para no abonarme, más bien una linda ilusión por como comenzó todo esto.


La Crónica: Millonarios Campeón Finalización 2012 
Mayer Candelo, capitán de Millonarios, alza el título 14. Fuente: http://www.losmillonarios.net/
La historia comenzaría ganándole el clásico al más reciente campeón, que a la postre era el rival de patio de toda la vida: Independiente Santa Fe. Con goles de Wason y Botello, Millonarios empezó a forjar ese camino al título, ese camino que andé porque me aboné. Luego llegaron los triunfos ante Huila y Equidad, que empezaban a forjar el sueño azul con un gran juego. Después llegaría el duelo ante Nacional en Medellín, que resultó en empate pero seguía forjando el invicto que fortalecía al grupo. Once Caldas y Cartagena; la primera con la titular y la otra con la mixta, lograron conjurar victorias que seguían fortaleciendo al grupo y que mostraba claramente la mano de Hernán Torres. Un empate contra Cali, una derrota ante Itagüí y una victoria (de nuevo) ante Santa Fe, firmaban 9 fechas de campeonato impecables: En lo más alto y mostrando un juego ofensivo, que avalaba el trabajo de Hernán Torres Oliveros en el cuadro azul.

Cuando comenzó la segunda mitad del torneo regular, coincidió con la fecha en que Millonarios jugó ante el Real Madrid, donde fue aplastado 8 - 0. En la Liga Postobón, ese día jugó de local ante el Chicó y presencié la única derrota de local en este semestre. Esa derrota conjuró otra racha de invicto ante Junior, Tolima, Cúcuta, DIM y Quindío, que acabaría con un 3 - 1 ante el Pasto allá en el Libertad. Y la segunda parte del torneo regular, terminaría con victorias ante Envigado y Patriotas, dejando como saldo a Millonarios con 37 puntos como el mejor de la fase regular y con el punto invisible, en un mecanismo inventado por la Dimayor, para reconocer el trabajo realizado durante la fase todos contra todos. Y la ilusión que forjé en esas palabras, además de cuerpo, empezaba a llenarse con poquito de alma... La 14 empezaba a aparecer en los cerros orientales de mi corazón.

La excelsa Copa Sudamericana que hacía el equipo, obligó que las dos primeras fechas se  sellaran con derrotas frente a Junior y Pasto, que practicamente sentenciaba la eliminación pero la luz volvió cuando Millonarios derrotó al Tolima de local y visitante, sobretodo esta última por la manera tan soberbia por cómo se logró la victoria que dejaba al equipo con todo para llegar a la final, que se había esfumado en los dos primeros partidos de cuadrangulares. El último escollo: Junior. El equipo barranquillero llegó con la intención de eliminar a Millonarios, no con la de pasar y aunque se logró el empate, ese resultado se hizo réplica entre Pasto y Tolima, y aquel punto invisible, adquirido por los 37 puntos de la fase regular se hacía presente y Millonarios, llegaba a la final en donde lo esperaba el DIM de Hernán Darío "El Bolillo" Gómez Jaramillo.

El partido en Medellín resultó con un empate sin goles y la serie se definiría en Bogotá, con su gente. Ese domingo llegó con la ansiedad consumiendo mi mente y las palabras que mencioné al comprar el abono ya tenían cuerpo y alma, le faltaba corazón. El partido comenzó con un soberbio gol de Cosme, jugador que critiqué fuertemente, pero luego la desazón llegó con el gol de Zapata. Curiosamente, los dos anotadores llevaron en sus dorsales el número 7... 7 + 7 = 14. Pero esa matemática no servía de nada, porque el pitazo final llegó y la estrella llegaría desde el punto penal donde la tensión es máxima y los nervios efervescentes. Todo el trabajo de un semestre, podía desvanecerse en 10 minutos. La tanda comenzó con gol de Wason, quién luego se agacharía dando la espalda al arco junto a sus compañeros. Empata la serie el DIM con gol de Hernández. Franco marcaría el segundo. Hérner lo erraría, estallando el júbilo en la tribuna. Marcaría Ganicita. Henríquez le daría el segundo al DIM. Vásquez se tenía confianza para cobrar pero lamentablemente cobró suave y tapó Castellano... Ahí me senté y pensé en todo: Las burlas, el casi, todo el esfuerzo hecho, las ausencias a clase y empezar a pensar que mis palabras cuando me aboné, serían las que llevarían al equipo de mis amores a otro fracaso rotundo. Cobró Arias y la serie se empataba. Luego vendrían los penales súbitos y el primero en cobrar sería Delgado, tomó carrera y le pegó con el alma, mandando ese tiro al fondo de la red. Luego seguiría el penal de Correa, que en su dorsal llevaba el número 13, ese número que estaba durante más de 24 años en los corazones azules, además, Delgado tiene su dorsal el 31... Toda una bendita coincidencia. Cobraría Correa y Delgado lo atajaría y la maldición se acababa. La sequía de 24 años se saciaba con el título, con la alegría de la gente, con las lágrimas, con los gritos, con los canticos. Bogotá estaba de fiesta y su sonrisa estaba esbozada de azul. Todo resultó un premio a lo hecho en el semestre, un año en el que recordamos el aniversario 100 de Don Alfonso Senior, y qué mejor regalo que un título. Estaba estupefacto, no lo podía creer, la incredulidad me ganaba, pensé que sería un eterno hincha sin ver a su equipo campeón pero eso no fue así, lo vi en el mismísimo estadio, donde la mística es más fuerte. Los cantos cambiaron: Ya no es más un vamos por la 14, es un: "tenemos la 14". 

El grito: ¡Somos los más campeones!, volvió a ser una cuestión de presente, no de historia. Y como dijo Nicolás Samper: "Se acabó ya esta porquería de racha". Y por fin, las palabras que me dije solo ese día, entendí que sí las escuchó alguien... Dios, porque ya tenían cuerpo, alma y mi corazón que estaba a mil al saber que ya sé que es ver a mi equipo campeón. Y será una anécdota de nunca olvidar.

¡Vamos, Millos!



Por: Mauro Alejandro Gutiérrez Salgado
Twitter: @MauroGutierrez
Ciudad: Bogotá D.C.
Correo: mauroagutierrezs@gmail.com    

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