Habiendo ya 3 semifinalistas en la Copa Sudamericana, faltaba el último invitado a ser parte de los 4 mejores de la competición, y éste, saldría del duelo Millonarios F.C. vs Gremio. En el partido de ida, el equipo de Portoalegre, ganó 1 - 0 y llegaba a Bogotá con la ventaja en sus manos y con la recuperación de unos de sus estandartes: Elano.
Fuente: http://www.goal.com/es/
La cita para la revancha, era en el llamado "Coloso de la 57", muchísima gente alrededor de las afueras del Nemesio, articulados de Transmilenio llenos de hinchas azules y una sola ilusión: La de repetir la historia de hace 5 años, en donde en esta instancia, en esta misma competición, también se eliminó a un grande de Brasil (Sao Pablo) y se avanzó a semifinales.
Un estadio con lleno total, según afirmaban, recibía al cuadro Embajador, en medio de papeles blancos, bombos y hasta juegos pirotécnicos. Una total y verdadera fiesta de fútbol en El Campín.
Suena el pito del árbitro Vera y ¡arriba el ánimo! El partido comenzó con un Millonarios con la copa a rebozar de ganas, pero sin precisión. Un aplicado Gremio, mostró buena cara y corrían todas las pelotas, anticipaban bien y entre Elano y Zé Roberto, conducian los hilos del equipo que ocupa actualmente el segundo puesto del Brasileirao. El equipo de Portoalegre se acercaba más y más, y esa ánimo que empapaba a los asistentes del Nemesio, se dilataría en el minuto 12', cuando Delgado, dejaría un rebote para la llegada de Werley, quién la mandó a guardar al arco azul y de paso apagaba los ánimos de los hinchas que asistimos al encuentro. La noche negra se hacia presente en Bogotá, ya que tras el doloroso gol, llegaría la lesión del zaguero panameño, Román Torres, que obligó a realizar el primer cambio del cuadro azul a los 27', cuando ingresaría Henríquez, por el lesionado Torres. Nada parecía pintar bien y Gremio hacía valer su jerarquía en el campo. Bastaba ver un solo rostro preocupado, para saber cómo estaban el de los demás asistentes del Nemesio. Primer tiempo y entre tímidos aplausos, un aire a desconfianza ganadora y unos chiflidos, cerraría la primera etapa con marcador adverso, que dictaminaba a Gremio, como vencedor de la llave.
La segunda mitad se tornaría más amarga, cuando ingresó Vásquez por Candelo, ya que este último, también había salido lesionado... La noche se tornaba más negra, pero la convicción azul empezaría a desdibujar esa negrura. De nuevo, Millonarios salió a jugar, pero si algo era claro, es que Gremio era superior a Millos, en nombres, en técnica, táctica y demás comparativos a los que hayan lugar, pero había algo que estaba en la mente del equipo: Ganas. Esa que alguna vez Gustavo Alfaro, actual entrenador del campeon Arsenal de Sarandí, lo definiría así: "A veces las ganas, pueden más que la táctica y la técnica." Una máxima que se haría cristalina en este partido. Cosme, un jugador al que confieso no tenerle demasiada fe, me haría entender porqué es titular por encima de Perlaza. Al minuto 60', una jugada en donde se conjuraron varios pases, terminaría en los pies de Cosme, que remataría y entraría de carambola para configurar el empate del partido. El ánimo de las gradas se tornaba efervescente, y si con el gol de Werley, muchos nos sentíamos eliminados, el gol de Cosme diría lo contrario. El padillense, tuvo su noche mágica copera, esa que consagra e inmortaliza a cualquier jugador, pero no sería su única intervención. En el minuto 80', el cuadro dirigido por Hernán Torres Oliveros, estaba encimado al ataque, con un Otálvaro que se disfrazó de Mayer y habilitaba a sus compañeros, en esa jugada, le pasó el balón a Martínez, y se le fue un poco larga pero ese balón sería rechazado por la defensa de Gremio de manera defectuosa, ya que se convertía en un pase para Cosme, que vio a Wason y le colocó un balón como con la mano, para que el chocoano impactara de cabeza y colocara el 2 - 1, a falta de 10 minutos y algo más de encuentro. El partido era infartante, pasional y cualquier cosa podía pasar... Esa es la bipolaridad del fútbol: Se puede decepcionar uno en 60 minutos, pero contagiarse de un enfermizo júbilo en 30 minutos. Cuando el partido parecía decretar la victoria azul pero con sabor a eliminación, un Martínez volcado al ataque, recibió una falta (Polémica para muchos), que se convertía en el ingrediente frenético del encuentro. Era la gloria de clasificación o la amargura de la eliminación, en menos de un minuto. El encargado de cobrar sería Wason, quien se plantó sólido en el punto penal, sabiendo la gran responsabilidad que tenía. Luego de varios inconvenientes, el juez pitó y Wason tomó carrera, disparó y... ¡GOOOOOOOOOOL! El 3 - 1, era una realidad, se le daba vuelta a un duro encuentro y en medio de caras incrédulas, algunas levemente empapadas de lágrimas y otras a cabalidad, se sellaba el final del encuentro y la agonizante clasificación azul, que con más ganas que buen juego, lograba la hazaña de hace 5 años.
Ahora, Millonarios enfrentará a Tigre de Argentina, club que de local en esta competición, siempre factura de a 4, razón por la cual habrá que ser bien cauteloso allá en tierras gauchas, para pensar en la final de esta apasionante competición.
Por: Mauro Alejandro Gutiérrez Salgado
Bogotá D.C,Colombia
Bogotá D.C,Colombia
Twitter: @MauroGutierrez
Correo: mauroagutierrezs@gmail.com
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