Con Fútbol en la Sangre : Penalti

El árbitro pita una falta en el área, el sonido del silbato es suficiente para que unos celebren por tener en la mano la posibilidad de anotar mientras sus rivales lamentan, maldicen y reclaman. Fanáticos, periodistas y compañeros juzgan sin medida al árbitro, al infractor e inclusive a quien fue derribado. Ya pasó de todo y aun no ha pasado nada; todo se reduce a un duelo mental entre cobrador y portero. En medio de todo esta la pecosa, ella permanece inmóvil, inmutable e imparcial; ella no se mancha.


El destino decidió que dos personas con sueños, necesidades, metas y miedos comunes se encuentren enfrentadas; en este movimiento solo uno celebrara mientras el otro ganará una carga indeseable. La dedicación de toda una vida y el entrenamiento de la semana, todo se puede ir a la basura en una sola jugada. El portero abre sus brazos debajo de los tres palos mientras piensa que el arco esta hecho para un gigante, mientras tanto el cobrador a 11 pasos ve la portería del tamaño del ojo de una aguja.


En los pies de uno y en las manos de otro están los sueños de los aficionados, el trabajo de un equipo, se encuentra la vida misma colgando de un hilo invisible completamente tensionado y a punto de reventar. El juez se lleva el silbato a la boca y mira de manera fría, el está allí pero no está, el observa la jugada de forma objetiva; para él no hay sentimientos, esas ridiculeces son para los demás, él  solo espera y decide.


Silencio total en el estadio, solo se escucha el silbato cual trueno en pleno verano; cambiando todo, rompiendo la paz, alterando la naturaleza. El jugador toma carrera y recorre la distancia mas larga en el fútbol, los segundos parecen una eternidad  mientras el portero parece ser un condenado en el patíbulo. A veces la dinámica cambia, es el cancerbero quien tiene el poder, es como si un imán en su ser llevara el balón directo a su humanidad mientras su contraparte se ahoga en un mar de nervios.


Un disparo, un grito, un festejo y un lamento; el futbol no es justo y la vida menos. Nos despertamos todos los días para jugar nuestro mejor partido, nos preparamos cada día para ser mejores, antes de irnos a la guerra besamos a nuestros padres, nuestra pareja o nuestros hijos. Salimos al mundo en la lucha diaria del trabajo o el estudio. Competimos con muchas personas que buscan lo mismo, sobresalir, progresar, ser felices. Después de la labor cumplida regresamos a casa para recargar energías y ver reflejados nuestros actos en el rostro de los seres amados. Casi siempre todo marcha según la estrategia programada, pero de vez en cuando estamos allí, en el punto blanco o debajo del arco. Una jugada decidiendo nuestro futuro, todos juzgan, tienes ganas y tienes miedo, dos caras de la misma moneda. Suena el pito y tenemos que jugar el todo por el todo. No siempre se gana, hasta los especialistas fallan.

Cuando llegue el momento de la verdad realmente no interesa lo que ocurrió antes o el por que se está en esa situación. Y aunque anotar o atajar parezca lo más importante no olvidemos que todo termina después del minuto 90. Muchos han anotado en el instante decisivo pero perdido el campeonato; mucho erraron pero se levantaron de la caída para alzar un titulo. Siempre existirá la revancha y habrá otro penalti, otro momento decisivo en nuestra vida, antes del pitazo final la única opción es jugar.


Escrito por: Rubén Casas
@rubenchocasas

4 comentarios:

  1. La foto de Palermo está genial¡¡¡ Me recuerda los 3 penalties errados contra Colombia

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    1. Ese partido de Copa America tuvo bastantes ingredientes épicos. Fallar esos tres penales le significaron a palermo ser descartado durante bastante tiempo del seleccionado argentino. Saludos.

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    1. No me cansaré de repetirlo, el fútbol es como la vida. Saludos Monstruo.

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